Dante Alighieri es una de las plumas más reconocidas en la literatura universal. De origen florentino, nació un 29 de mayo de 1265 y falleció el 14 de septiembre de 1321, exiliado de sus tierras de origen. Por esta última fecha lo recordamos hoy, a 700 años del día de su muerte. Además del inmortal amor platónico por Beatriz y la adscripción literaria al Dolce Stil Novo, la vida política de Dante tuvo consecuencias en su vida privada y en los escritos que lo inmortalizaron. Así como también adelantaron un pensamiento renacentista que florecería más tarde.
Florencia en el siglo XIII: el conflicto de los güelfos y gibelinos
Por medio de una referencia astrológica en La Divina Comedia, se cree que Dante nació en el año 1265 entre mediados de mayo y junio. Los historiadores opinan además que, en sus años de juventud, la familia de Dante gozó de cierto nivel de poder y prestigio en la ciudad de Florencia. Esto se debe a que su padre Alighiero di Bellincione constituyó un grupo de partidarios del Papa en esa época.
Asimismo, en el año de su nacimiento, Italia era un mosaico de pequeños estados, y a tal fragmentación se añadía la diversidad lingüística. El propio Dante aseguró que en Florencia se hablaban catorce dialectos, sin que ninguno de ellos prevaleciera. Esto exaltaba la necesidad de crear patrón lingüístico. Más adelante, esta lengua fue bautizada por Alighieri como “toscana”. Una de las acciones que traducía su preocupación por crear lazos entre las diferentes partes de la Península.
Pero, sin adelantarnos, un conflicto del Sacro Imperio Romano Germánico también llegó hasta Florencia. Cuyo origen fue la pugna por la corona entre los duques de Baviera (de la casa de Welf, de estos surgen los “güelfos”) y los Hohenstaufen, duques de Suabia (Waiblingen en Franconia resultaría en el término “gibelino”) en 1125. Esta disputa arrastró dos posturas contrapuestas: los güelfos sustentaban la primacía de la Iglesia ante el emperador, los gibelinos se oponían al poder del pontífice.
Afiliación de Dante Alighieri a los güelfos: primeros años de vida política
La lucha se extendió al interior de las ciudades italianas. En la güelfa Florencia, los partidarios de este grupo se dividieron en dos: blancos y negros. Tras su matrimonio con Gemma Donati, Dante formó parte del Gremio de Físicos y Boticarios y siguió los pasos de su padre al participar en la guerra entre las facciones Güelfa y Gibelina, siendo del partido güelfo como su padre.
En 1289 abandonó sus estudios y combatió en la caballería durante la batalla de Campaldino, que conllevó a la derrota de los gibelinos de Arezzo. Años más tarde, optó por alinearse con los güelfos blancos. Dentro de este partido, lo nombraron prior (máxima magistratura florentina). Por ello, en 1301 Dante fue elegido para acudir a Roma en misión diplomática.
Sin embargo, lo detuvieron en la sede del papado por presunta malversación de fondos públicos y el Papa no respondió a sus requerimientos. Al contrario, Bonifacio VIII mandó a sus tropas a Florencia, donde entregó el poder a los güelfos negros. Por esto, Dante y sus compañeros fueron juzgados por violación de la paz. Forzado al pago de 5.000 florines y a dos años de destierro. De volver a Florencia, sería ejecutado públicamente.
Años de exilio y cumbre literaria para Dante
Incluso en el destierro, Dante llevó una activa vida política como consejero. En poco más de tres años pasó por Verona, Siena, Pisa y Arezzo, hasta que encontró una cierta estabilidad en Forlì como secretario de Scarpetta Ordelaffi. Recién en 1315 las autoridades florentinas ofrecieron al poeta la posibilidad de volver a su “hogar”. Las condiciones, no obstante, eran extremas. Estas implicaban que, si volvía, debía aceptar públicamente su culpabilidad y costear una cuantiosa multa.
Por esto, en Carta a un amigo florentino, Dante culpa a sus compañeros de facción política por su desgracia y repite la negativa a regresar humillado injustamente. Ante esta situación, el gobierno florentino amenazó una vez más con decapitarlo. Ahora alejado para siempre de su amada Florencia, el poeta acogió la hospitalidad de Guido da Polenta, señor de Rávena. Rávena fue entonces la ciudad donde falleció, no muchos años después, tras contagiarse de malaria.
Pese al sufrimiento del exilio, este no fue inútil. Durante sus años fuera de Florencia, Dante escribió los versos de La Divina Comedia. Un extenso poema que, junto a su excelencia literaria y la articulación de la lengua italiana, es una crónica del mundo que Dante conoció y padeció. Por esta preocupación por la libertad, la nobleza y la virtud, entre otras características también traducidas en La Monarquía, Dante Alighieri es uno de los precursores indiscutibles del extraordinario Renacimiento Italiano.
Gran historia…