Un 1° de abril, pero de 1886, nacía Alberto Vaccarezza. Recordado por ser el máximo exponente del sainete porteño, también dio fuertes pasos en las letras de tango y la poesía. Muchos de sus escritos dan voz a los conventillos, las haciendas y los inmigrantes italianos (tan habituales y numerosos en esos años). Aunque también hace alusión a europeos de todas ciudadanías, y su situación de inmigrantes, en busca de una nueva vida en las tierras argentinas. Por lo cual, su arte en estas múltiples expresiones, quedó impregnado en la idiosincrasia de nuestro país.
Los comienzos de Vaccarezza
Bartolomé Ángel Venancio Alberto Vaccarezza, más conocido por su cuarto nombre, nació en Buenos Aires el 1 de abril de 1986 y falleció el 6 de agosto de 1959, a los 73 años. Fue un reconocido escritor de sainete porteño, ya que, hizo mímesis en sus obras de las costumbres y los tipos de sus tiempos. Entre las obras más conocidas están: “El juzgado” de 1903, “Los cardales” de 1913, “Tu cuna fue un conventillo” de 1920, “La comparsa se despide” 1932, por mencionar algunas.
Aunque a comienzos del siglo XX, Vacarezza con sólo cuenta con entre catorce y quince años ya comienza a escribir poesía o “versos amatorios”. Hechizado por la literatura y el teatro, tiene una educación autodidacta a través de la lectura. No obstante, abandona algunos años aquellos sueños, obligado por necesidades económicas y trabaja en el ámbito rural. Tiempo después, regresa a Buenos Aires ansiando aquella vida nocturna y bohemia.
Al regresar, a los diecisiete años, se involucra en el entorno del Derecho. Ya que, un amigo le solicita que cubra su puesto de secretario de Juzgado de Paz por algún tiempo, a cambio de una necesaria remuneración. Aunque al principio no entendía nada de leyes, este ámbito propiciará su primer sainete llamado “El juzgado”. El estreno de la obra tuvo lugar en el salón El Arte ese mismo año, con un buen recibimiento del público.
Estrella del sainete nacional
En ese camino, 1911 es crucial para la carrera artística de Vaccarezza, puesto que, ingresa al circuito comercial del teatro de Buenos Aires con “Los escruchantes”. Esta obra está clasificada como un sainete negro y fue estrenada en el Teatro El Nacional sobre la Avenida Corrientes. Por ende, después de este paso, ingresa a la escena porteña a consecuencia de un concurso organizado por el empresario Pascual Carcavallo. Con “Los escruchantes”, Alberto aborda su período de consolidación en el campo teatral y se deleita con un creciente reconocimiento.
Tras este primer estreno, muchas de sus obras posteriores se presentaron en El Nacional, eje de la vida teatral de la ciudad. Impulsado por Carcavallo, quien compró el teatro en 1910 y gradualmente lo transformó en “catedral del género chico criollo”, es decir, el sainete.
Lejos de imitar al sainete europeo, el género criollo (tan popular entre el siglo XIX y principios del XX), retrata la vida de los inmigrantes en tono de comedia. A pesar de iniciar como interludio de obras teatrales, pronto se fusionó con el circo y se transformó en un espectáculo independiente. Vaccarezza inaugura este género con “El conventillo de la paloma” en 1929. Retratando de forma directa uno de los temores de los habitantes de los conventillos: la persecución política. Principalmente tras el golpe a Yrigoyen.
Vaccarezza en las letras del tango
Además del teatro, Alberto fue un prolífico escritor de letras de tango, zamba y ritmos similares. Estuvo relacionado con Carlos Gardel (de quien era íntimo amigo), exponente del tango canción en América Latina, con quien compuso once temas. De las cuales podemos nombrar: “La copa del olvido” (1921), “Otario que andás penando” (1932), “Adiós para siempre” (1925), “Adiós que te vaya bien” (1924), “Araca corazón” (1927), “Eche otra caña pulpero”, entre otros.
Muchos de estos tangos tuvieron largo recorrido y una increíble popularidad en su época. Así como los sainetes que gradualmente fueron representados en el cine y, hasta nuestros días, continúan siendo readaptados en los teatros nacionales. Vaccarezza a través de su arte, ilustra los sentimientos de una época tan importante en la conformación de la historia argentina.
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