Cada 17 de junio, desde 1999, nuestro país rememora el Día Nacional de la Libertad Latinoamericana a través de la Ley 25.173. El mismo surge en conmemoración del paso a la inmortalidad del General Güemes. Él fue defensor de la frontera norte contra la invasión realista, lo que permitió a San Martín encarar sus campañas de Chile y Perú. Por lo cual, cumple un papel relevante en la independencia.
Primeros años y carrera militar de Güemes
Martín Miguel nació 8 de febrero de 1785 en Salta, en el seno de una familia acomodada. Su padre, Gabriel de Güemes Montero, fue un hombre ilustrado y desempeñaba el rol de tesorero de la Real Hacienda. Por su parte, su madre, María Magdalena de Goyechea y la Corte, era de origen jujeño y descendiente del fundador de esta provincia. Güemes realizó sus estudios básicos en su ciudad natal, alternando esta enseñanza con las labores campesinas en las fincas familiares.
Aproximadamente a los 14 años inició su carrera militar. En un primer momento, como cadete del Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires, el cual tenía una sede en Salta desde la rebelión de Túpac Amaru II en 1781. Recién en 1805 fue enviado con su regimiento a Buenos Aires, puesto que el virrey Sobremonte temía un ataque inglés. Dicho ataque sucedió efectivamente en 1806.
En las Invasiones Inglesas, Güemes protagonizó una hazaña poco recordada. El 2 de agosto de 1806, él y su tropa de sesenta hombres, con el agua hasta el cuello de los caballos, tomaron después de un combate de dos horas, el navío “Justina”. Fue un hecho inédito que la caballería abordara un buque de guerra de la marina más poderosa del mundo. Los ingleses se rendirían ese día. Pero también quedaría demostrado el valor en batalla del joven Güemes tras estas acciones.
Güemes en la causa revolucionaria
En 1807, Güemes cayó enfermo porque el clima otoñal de Buenos Aires afectaba a sus capacidades respiratorias. Asimismo, durante noviembre de ese mismo año falleció su padre. Por lo cual, le otorgaron una licencia por tiempo indeterminado para poder recuperarse de sus golpes emocionales y físicos. Regresó tras el estallido de la Revolución de Mayo como integrante del Ejército del Norte. En esta ocasión, al mando del escuadrón gaucho en la Quebrada de Humahuaca (actual Jujuy) y en los valles de Tarija y Lípez. Acción que impedía la comunicación entre los opositores del nuevo gobierno y realistas altoperuanos.
Por diferencias ideológicas con Belgrano, nuevo jefe del Ejército del Norte, este lo envió a Buenos Aires desde 1812 a 1814. Año en el cual San Martín, reemplazo del general Belgrano, lo nombró al mando de la vanguardia. Además, en estos años fue ascendido a teniente coronel. En esta nueva etapa, Güemes regresó a Salta como protector de los pobres y el más decidido partidario de la revolución. Al año siguiente, derrotó al ejército invasor a cargo de Joaquín de la Pezuela, por lo que el pueblo lo nombró Gobernador de la Intendencia. Tras este primer cargo, desde 1815, fue Gobernador de Salta.
Durante 1816, año de la Independencia, Pueyrredón le asignó la defensa de las Provincias Unidas y la seguridad del Ejército Auxiliar del Alto Perú. Cumpliendo con esta tarea, Güemes y sus gauchos detuvieron seis poderosas invasiones realistas al mando de destacados jefes españoles. Las milicias del salteño fueron asimiladas, entonces, como ejército para operaciones continuas en el Norte. San Martín lo invistió como General en jefe del Ejército de Observación y le encomendó acompañarlo en la liberación del Perú.
Cruce de los Andes y últimos días del general
Siendo jefe del Ejército de Observación, Güemes apoyó a San Martín en el cruce de los Andes. Puesto que el mismo había planeado atacar Perú desde Chile y requería de fuerzas activas en la frontera norte de Salta. A pesar de que el general estaba permanentemente informado sobre los movimientos de dicha campaña, ya no contaba con el apoyo del Ejército del Norte. Lo que quedaba de este ejército estaba en manos de Bernabé Aráoz, quien pretendía usar sus fuerzas para recuperar la gobernación de Santiago del Estero.
Entonces, a principios de 1821, el gobernador de Santiago del Estero (Juan Felipe Ibarra) pidió su intervención en la provincia. Güemes accedió a este pedido principalmente para tomar las armas que necesitaba. Pero, los ejércitos fueron derrotados y el cabildo de Salta aprovechó la debilidad de Güemes para acusarlo de tirano, a causa de las contribuciones forzosas que exigía. Aunque la revolución fracasó, dio lugar a un grupo de oposición conocido como “Patria Nueva”.
La última noche de Güemes en la gobernación fue el 7 de junio de 1821. Valdés ocupó la ciudad y, al intentar combatirlo, lo hirieron con una bala. Tras este ataque, huyó a una hacienda donde fallecería diez días después, habiéndose negado a la ayuda que le ofrecieron los realistas. El general Güemes, en ese momento, pasó a la inmortalidad como uno de los más brillantes militares de la nación.
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