El micólogo Carlo Luigi nació en el Piemonte italiano, y murió en La Plata argentina. En su paso por este botánico mundo, dejó una extensa (si es que esta palabra explica la cantidad y calidad de su trabajo) herencia para la ciencia. Por ejemplo, descubrió más de 3500 especies pertenecientes a diferentes familia de plantas y hongos.
Este hombre hablaba cinco idiomas y recorrió gran parte del mundo impulsado por su pasión por la micología y sus ansias de saber.
Siguiendo rastros de esporas
El 20 de abril de 1858 nacía en Bairo el protagonista de esta nota, Carlo Luigi Spegazzini. Estudió en Italia y sus primeras investigaciones sobre micología se realizaron allí. A sus 20 años asistió a la Real Escuela de Viticultura y Enología en Conegliano, Véneto. En este lugar fue donde transcurrió su especialización en el estudio de hongos. Las primeras publicaciones que hizo trataban sobre los hongos parasitarios en la vid, y los basidiomycotas y algunas variedades de ascomycotas, especies comunes en el note de Italia.
Vino a Latinoamérica en 1879 por propia afición. El micólogo quería estudiar las especies que reinaban en este generoso continente de flora abundante. Primero arribó a Brasil, donde no pudo permanecer por mucho y la fiebre amarilla lo empujó a nuestro suelo argentino. Al año siguiente ya formaba parte del Gabinete de Historia Natural de la Facultad de Ciencias Físico-Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Poco tiempo después se suma a la expedición ítalo-argentina Bove y así el micólogo comienza a recorrer el país encontrando, clasificando y catalogando toda clase de hongos.
La expedición a Misiones del micólogo
¿Qué mejor para un italiano que otro italiano? esta historia incluye a nuestro micólogo pero también a un pionero de la yerba mate, el lombardo Benito Zamboni. Este último esperaba a Spegazzini en Santa Ana para acompañarlo, aunque sea en un trecho, y darle un poco de su sabiduría sobre la vida en Misiones.
Antes de la llegada de este micólogo, Argentina contaba con una clasificación de 50 especies de hongos. Con sus aportes, el número ascendió a 2000 especies nuevas sólo en Argentina, 1000 en Chile, 600 en Brasil y 180 en Paraguay.
En su libro Sceni Familiari Campestri, Benito Zamboni le dedica un capítulo y lo describe como un sabio y dice: “Conocí al doctor Spegazzini en el año 1907, en ocasión de su venida a Misiones, y por veinte años las relaciones de mi familia con este hombre que me honró con su amistad, fueron continuas y óptimas”. Zamboni aprovecha para describir cómo fue esa relación y el motivo de la visita del micólogo: “En enero de aquel año, el profesor (Spegazzini), vino invitado oficialmente a Misiones, con el encargo de atravesarla longitudinalmente y estudiar la flora y la fauna. Yo que desde hace siete años vivía en esta selva, que tengo cierto conocimiento y práctica, me puse a su disposición y lo ayudé lo mejor que pude”.
El legado
En 1930 se creó un Instituto de Botánica en La Plata, Argentina. Este lleva su nombre y toma como bases teóricas las investigaciones de este inmenso micólogo. También en su honor nació la Asociación de Micológica en Argentina. Pero además de las instituciones creadas con sus cimientos; un claro ejemplo de la predisposición y pasión de este micólogo lo cuenta Zamboni cuando recuerda la visita de Spegazzini: “Durante su permanencia en mi casa, con paciencia de cartujo a la noche le enseñaba a mi primogénita de ocho años a herborizar. Disponiendo y clasificando las hojas, flores, semillas, frutos recogidos durante el día”.
“Y después mi hija fue alumna suya por más de doce años, durante los cuales recogió varios tipos de especies vegetales que enviaba La Plata (donde residía el micólogo) en doble ejemplar. Uno de los cuales él se lo devolvía con el nombre científico. Entre los hongos sabrosos y parásitos de Misiones, encontró dos desconocidos y quiso clasificarlos con el nombre Amboniano uno, y el otro Leonildae. Para recordar así a mi hija Leonilda y su cooperación prestada para enriquecer la micología mundial”, así Zamboni finaliza con el cariño que le tiene a Spigazzani sus nostálgicas memorias.
