El famoso café cappuccino (también llamado solamente capuchino) es una bebida nacida en Italia. Bien sabemos que no sólo es común su consumo allí, sino en todo el mundo. Desde un principio se expandió por toda Europa para luego, finalmente, cruzar el charco e instalarse en Sudamérica. Principalmente adquirió relevancia en Argentina, Brasil, Bolivia y Chile, y luego en Paraguay, Perú Uruguay y Colombia.
Se dice que luego de los años 90, la bebida italiana comenzó a consumirse con mayor frecuencia en todo el planeta, acompañando a las personas en sus mesas, en sus desayunos, en sus meriendas y en algunos países… a lo largo de sus jornadas diarias.
El origen del cappuccino
No se sabe con exactitud el verdadero origen del nombre, pero varias versiones coinciden en que el nombre de esta bebida está ligada principalmente a su color. Versiones explican que cappuccio en italiano quiere decir capucha, y de aquí viene la relación con los monjes.
Quizás una de las más divulgadas en el mundo, es que se llama como los monjes de la orden religiosa fundada por Ludovico Fossombrone en el siglo XVI. La relación es por el penacho de espuma que se genera en la bebida, similar a la capucha en punta de estos religiosos.
Como puede notarse, son muchas las versiones pero siempre rondan dentro de los mismos aspectos.
Puede considerarse el primer antecedente de la preparación de la bebida luego de la batalla de Viena sobre el año 1683.
Según narra la historia, los vieneses prepararon café utilizando sacos que dejaron a su paso los turcos. Como el sabor era tan fuerte, buscaron atenuarlo añadiendo crema y miel, dando como resultado una sustancia de un color similar al habito de los capuchinos.
Son muchas las versiones e historias que predominan en la actualidad, sin embargo la bebida siempre ha sido conocida por su nombre italiano. Esto se debió a que la máquina de café expreso con la que normalmente se prepara, es un invento patentado en 1901 por el italiano Luigi Bezzera en ese país.
La receta perfecta
Quienes son expertos en este ámbito, aseguran que un buen cappuccino debe contar al menos con un tercio de café, un tercio de leche caliente y por último espuma de leche.
La receta que proponemos hoy es para hacerlo en casa y sin necesidad de utilizar una maquina.
Para ello será necesario contar con 50 ml de leche, 1 taza con café, cacao en polvo o canela molida, azúcar o edulcorante, un frasco de cristal con tapa de 400 ml. Lo primero sera colocar la leche en el frasco, paralelamente preparar el café en la taza. Este último puede ser de cafetera italiana o incluso instantáneo.
Cerrar el frasco con la leche y agitarlo enérgicamente durante 30 segundos. Acto seguido puede llevárselo al microondas durante 20 segundos o bien calentarlo en algún recipiente en la cocina.
Una vez calentada la leche, verterla lentamente en una taza, manteniendo la espuma dentro del frasco. Echar el café encima de la leche y finalmente la espuma. Hay quienes prefieren echar primero el café, luego la leche y la espuma, queda a elección de cada uno.
PhotoCredit: Fernando Alessio
Finalmente espolvorear cacao en polvo o canela molida para decorar y brindar un aroma destacado. Agregar azúcar o edulcorante a gusto.
En algunas ocasiones, el cappuccino se sirve en tazas pequeñas de vidrio. Esto hace posible que se visualicen fácilmente la división de cada uno de los componentes.
