Todos los 4 de agosto se conmemora el día del Panadero en Argentina. Tal día, pero en 1887 se fundó la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, en Buenos Aires. Este sindicato, el primero del país concentró a todos los que se dedicaban al oficio de cocinar y llevar el pan a todas y cada una de las casas argentinas. Para nosotros, esta no es una fecha más ya que, como descendientes de italianos, las harinas están prácticamente en nuestro ADN. Una típica mesa italiana y también una argentina siempre tienen en su centro al pan. Todos sabemos, también, que no hay placer mayor que embeber el pan en salsa caliente mientras esperamos que se calienten las ricas pastas del domingo.
Fue también un italiano el pionero en pensar la existencia de un sindicato de panaderos que pudiese organizar al movimiento obrero en el campo de la industria. ¿Quién era él? Se trataba de Ettore Mattei, quien oriundo de Livorno, aparte de ser la cabeza del movimiento sindical también editó el periódico del sindicato, el Obrero Panadero, a los fines de poder transmitir su ideología y los fundamentos de la organización sindical por distintos puntos del país.
La iniciativa de declarar al Día del Panadero el 4 de agosto fue aprobada por el Congreso Nacional en 1957. Los panaderos y puntualmente, su sindicato, quedaron en la historia del país como uno de los más importantes en materia de resistencia, solidaridad y compañerismo a la hora de pelear y exigir mejores condiciones laborales y un ambiente de trabajo más saludable. Fue a partir de la organización de los panaderos que otras ramas de la industria comenzaron también a tener sus propios sindicatos algo que, en muchos casos, mejoró la situación laboral de distintos gremios en el país.
Más allá de la lucha sindical y obrera, los panaderos italianos jugaron un rol crucial en la sociedad argentina porque fueron los encargados de bautizar muchas de las facturas y dulces que hoy consumimos. Sus nombres muchas veces hacen referencia a la resistencia a la autoridad policial y clerical y por eso tienen claras referencias a la idea de “comerse“ esa autoridad. Así, por ejemplo, surgieron nombres tales como vigilantes, cañones, sacramentos, suspiros de monja y bolas de fraile, entre otros.
También, fue gracias a otro panadero que el pan dulce tal y como lo conocemos hoy llegó a la Argentina. ¿Quién fue él? León Antonio Marcolla, un inmigrante trentino. Marcolla había nacido en 1881 en Vigo di Ton, hoy provincia de Trento. A los 15 años, este jovencito emigró a Argentina y comenzó a trabajar en una confitería porteña. Durante una temporada festiva tuvo la idea de vender el pan de navidad que comía en su tierra y fue casa por casa con sus canastas repletas de panes. Así, gracias a él, el pan dulce con frutas y especias comenzó a ser un elemento fundamental en las mesas argentinas.
¿Conocías la historia detrás de esta efeméride en Argentina? ¿Tenés una variedad de pan favorita? Contanos en los comentarios.
