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ENTREVISTAS PERSONAJES

La italianidad nos reúne en cualquier parte

Italianidad - Conjunto De Fotos Familiares De Sarita

¿Qué es la italianidad? Es una marca de identidad presente en la cultura, costumbres, artes y mucho más que proviene de Italia. Pero también, puede ser una persona. Sara Chiaromonte, profesora de italiano reconocida en la ciudad de Posadas es muestra de ello. Desde sus clases trasmite pasión por esa cultura, volviéndola una referente local de la italianidad.

La italianidad en persona

Sara Chiaromonte, mejor conocida como Sarita, es una maestra jubilada que desde hace quince años trabaja como profesora de italiano en Proyecto Idiomas, el área de extensión de lenguas extranjeras de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (UNaM). 
Por sus clases pasaron cientos de alumnos, inclusive pasados los años sigue en contacto con mucho de ellos, para continuar practicando la lengua. Hablan de recetas, libros y películas, donde el idioma italiano es el tema convocante y sin requerir pago alguno. En palabras de Sarita: “la italianidad nos reúne”.
Sara al enseñar, muestra un carácter estricto pero muy cálido. Tiene un conocimiento cultural muy profundo de Italia, como si fuera oriunda de allí.

Sarita La Apreciada Profesora De Italiano 1
Sarita, la apreciada profesora de italiano. Autora: Chiara Forni

El profesor de inglés Jorge Ríos, su compañero de trabajo, la describe como: “una genia, transmite pasión por Italia y sabe muchísimo, nadie puede creer que una persona que sabe tanto sobre Italia al detalle nunca haya estado allí”.
Sarita nunca en sus más de setenta años de vida pisó la península itálica. Fueron seis las ocasiones en que intento ir, que por azares del destino no llegaron a concretarse. Esto no impidió que su pasión por la lengua del Dante mermara, es más, la fortaleció con el paso del tiempo.

“El italiano es familia”  

Sarita al contar su historia despliega fotos, documentos, libros que narran la historia familiar. Cada elemento desnuda un recuerdo memorable.
Sarita nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1944, hija única de un inmigrante calabrés y una mujer descendiente de piamonteses. Ángelo Chiaromonte, nacido en 1892, era dueño de un taller mecánico de un barrio céntrico.
En cambio, Sara Adelaida Capurro, provenía de una familia de clase media alta solventada por alquileres y una tienda de lencería fina. Se conocieron de casualidad: el gong para llamar a la empleada de la familia Capurro se había roto y Sara Adelaida lo llevo a reparar al taller del calabrés. Se casaron en 1941. El matrimonio duró poco, aunque eso no alejó a Sarita de ninguno de sus padres.
Su papá le daba clases de tiro, la llevaba a ver galas en el Teatro Colón donde recuerda con añoranza sus brazos apoyados sobre los barandales apreciando las obras. Era un hombre sencillo, autodidacta y generoso, trajo varios familiares de Italia y los esperaba con una casa recién comprada.

Un regalo que llevaría siempre consigo

Aún conserva el regalo que le dio a los ocho años, un juego de té de porcelana en miniatura, sería el último. Su padre fallecería poco después de un paro cardíaco.
Sarita pasa las manos entre las distintas fotos de la familia materna, tan italiana como numerosa. Recuerda a su madre siempre bordando algún encaje. Sara Adelaida la envió a clases de piano e italiano a la Asociación Dante Alighieri y al Colegio de Siervas de Jesús Sacramentado. Años después, Sarita se recibió de maestra normal nacional, profesora de lengua y literatura italiana.

Camino a la tierra misionera

Terminado el secundario, comenzó a trabajar como secretaria de ventas en la empresa Olivetti. Ahí conoció a su primer marido Pablo, se casaron en 1967. Toda una trasgresión para la época, se había casado con un hombre divorciado y diez años mayor que ella.
Un traslado laboral del esposo la llevó a mudarse a Misiones, y después de idas y venidas, se asentó en la capital provincial Posadas en 1979.
Ahí enviudó, se juntó, se separó, y se casó nuevamente, educó a sus tres hijos Cecilia, Pablo y Heidi.
Vivió años duros, sufrió de la falta de trabajo o comida pero salió adelante. Ejerció como maestra normal, locutora de LT4 -histórica señal radial provincial-, y secretaria administrativa.
De casualidad entró de lleno a la enseñanza de italiano cuando estaba a algunos años de jubilarse. Le ofrecen ese trabajo en Proyecto Idiomas, una amiga le dijo: “¡Venite! ¡Necesitamos profesores de italiano! ¡No hay! ¡No se consiguen!”. Sarita le dice “¡Pero si yo nunca ejercí!”.
Ya pasaron quince años de esa conversación y hoy sigue frente al aula con la misma alegría.

Italianidad - la clase
Sarita dando clases en el Proyecto Idiomas
Autor: Leo Motta

Las primeras clases de Sara comienza exponiendo un mapa . Una estrategia que permite hablar de Italia “como un conglomerado del mundo antiguo y eso parte de la cultura, los vinos, la cocina, el arte”. Destaca que “la cultura hace amar a una lengua, a amarla porque si no es una lengua muerta”.
Sarita señala que: “el italiano, es mucho más que enseñar una lengua, es más de lo que te puede ofrecer una clase, porque el italiano reúne a la gente”.
Tal vez Sarita nunca haya estado en Italia, pero algo es innegable: su amor por la cultura italiana no atiende razones geográficas. Atiende a la pasión por trasmitir mediante la enseñanza y las relaciones que ha cultivado a lo largo de los años. Dice que su nieta, cuando termine la universidad la quiere llevar a Italia, quizá esa sea la vencida.

La italianidad nos reúne en cualquier parte ultima modifica: 2020-02-28T12:39:11-03:00 da Leo Motta

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