El Covid-19 sacudió el mundo, ha dejado las ciudades vacías y las personas confinadas en sus casas. A muchos le ha tocado hacerlo en el extranjero. Los misioneros que viven en Paraguay, Italia e Irlanda contaron sus experiencias en tiempos de emergencia mundial. Este artículo es la última parte de tres, para leer las notas puedes acceder aquí o aquí.
Misionera en el país esmeralda
Volvemos una vez más al país insular de San Patricio. Entre otros casos de misioneros en el exterior, se encuentra Silvina Sisterna, posadeña, es estudiante de inglés vive en Dublín hace un año y medio. “Entiendo que la situación es preocupante -cada día el número de casos aumenta- pero a la vez existe una idea de que aquí el Covid-19 está bajo control, si comparamos con otros países donde la cantidad de casos es inmanejable” comentó la misionera.
Silvina actualmente vive en un país, de acuerdo a los datos del informe del Covid 19 de la OMS del 20 de mayo, con 24.315 casos confirmados, 19.470 recuperados y 1571 muertes. Es más, llegó a estatizar los sanatorios y hospitales privados para combatir la enfermedad. La medida se extenderá hasta que termine la pandemia.
A pesar de la pandemia, la posadeña manifestó “vine a Irlanda para aprender inglés, hacer esta experiencia de vivir en el extranjero que me debía a mí misma desde que recuerdo. En lo personal, es una experiencia que realmente no me arrepiento en absoluto de hacerla. Aunque debo admitir que el salirme de mi zona de confort implicó moverme mucho internamente, y eso me generó ciertos malestares existenciales”.
También, la misionera sostuvo reflexiva “después de todo lo pasado, el estado de pandemia mundial viene a sumar un aspecto más a la coyuntura que nos toca vivir a cada uno desde su lugar. No creo que sea muy diferente estar aquí o allá en términos de afectos, porque desde hace tiempo vivo de manera independiente. Así que me comunico con mi familia y amigos por los medios digitales como imagino que la vasta mayoría lo hace”.
La solidaridad irlandesa
Silvina no para de destacar la amabilidad de los irlandeses, algo que parece llevan en los genes. “Los irlandeses son gente de pueblo, que ha pasado guerras, hambrunas tremendas y realmente se abre a la gente que, como yo, venimos a sus tierras, nos dan trabajo y no me equivoco al decir que su amabilidad es una de sus principales características” destacó.
“Me pasó cuando alguien me ofreció alcohol en gel luego de haber arrojado basura en los contenedores, o cuando una pareja nos invitó a mi hermana y a mí a charlar en uno de los tantos bares de la ciudad. Por estos pequeños detalles, y por muchísimo más, estaré siempre agradecida a la isla esmeralda” relató Silvina al destacar sus experiencias en Dublín.
La estudiante posadeña reflexionó al final que: “pienso que a nivel mundial estamos en el ojo de un tornado inconmensurable con tantas personas padeciendo y muriendo diariamente. Sin embargo, después de que esto pase, cuando los casos disminuyan, la cola de ese tornado seguirá haciendo estragos en otras áreas (en lo económico, lo social, lo político, etc). Son aspectos en los que nadie tiene control y me lleva a reflexionar sobre la forma que llevamos viviendo como humanidad está siendo cuestionada fuertemente”.
PhotoCredit: gentileza de Silvina Sisterna.
Necesidad de un cambio a nivel global
Silvina desea que cuando la pandemia pase que el mundo comience a cambiar. Que se diseñen otras formas de vivir, menos dañinas al planeta y más solidarias entre todos. Un deseo optimista que refleja, tal vez, el pensamiento de muchos. En la actualidad, se vive una experiencia nivel global que invita a la reflexión y a un cambio.
Las experiencias de misioneros en el extranjero que mostramos reflejan una realidad compartida a nivel global. Ya sea en Argentina, Italia o Irlanda. Mientras tanto, hasta que pase la tormenta, la obligación de todos es seguir las recomendaciones pertinentes para evitar la mayor propagación del virus.
