El ítalo-disco, un estilo musical que no tiene fecha de caducidad, siempre es bueno, siempre suena bien. Es un generador de alegría y movimiento. Nacido en Italia, adoptado por el mundo. Tiene una fuerza tal, que supo trascender el tiempo y los lugares, lo conocemos a veces sin saberlo.
¿Cómo surgió?
Según la página oficial de la radio “Onda Brava” la música ítalo-disco es la primera en la historia en constituirse con un estilo completamente electrónico. Fue inventada en Italia, como su nombre lo indica, pero se la supo disfrutar en casi todo el mundo.
“El término ítalo-disco se originó a partir de la serie Italo Boot Mix, un megamix formado por música disco de procedencia italiana y alemana, de Bernhard Mikulski, fundador del sello alemán ZYX Music. Antes de 1983, la música era simplemente considerada dance o disco hecho en Europa y sin haberse desarrollado su característico estilo todavía”.
Llegaban los años 80 en Italia, y junto con ellos, el punto máximo del ítalo-disco. El baile de discoteca, como lo llamaban antes de la denominación con la que lo conocemos ahora, no podía parar de popularizarse. Esta música italiana estaba tomando gran relevancia en países de habla inglesa, por lo que el idioma del ítalo-disco empezaba a cambiar, de a poco las palabras en inglés se fueron metiendo en la itálica melodía. Por lo que sus letras eran simples en cuanto a composición. Los artistas no estaban aún muy familiarizados con el inglés. Las canciones tenían pocas palabras en ese idioma. Además de ir acompañado de un marcado acento italiano, que a la larga, le dio la identidad.
La evolución del ítalo-disco
Tres años después de su nacimiento, en 1983, estaba en su punto máximo. La gente nunca había escuchado algo así (y hasta ahora produce impacto en el oyente). Hay quien siente que se transporta al momento de escuchar canciones como “I like Chopin” de Gazeboo, considerado un auténtico tema del ítalo-disco. En fin, es un estilo que produce sensaciones. Del 83 al 86, esta movida supo dar a la música las mejores canciones con su pura esencia. La época dorada estaba caracterizada por artistas como Miko Mission (How Old Are You?), Ryan Paris (Dolce Vita), P. Lion, Silver Pozzoli, Romano Bais (Dial My Number). Era una avalancha con reminiscencia italiana que no paraba de crecer.
A medida que la tecnología evolucionaba, el ítalo-disco iba a la par. La creatividad tenía cada vez más herramientas, y esa música nueva renacía constantemente.
El ítalo-disco sonaba a futurismo, nostalgia y juventud. ¿Cómo olvidarse de un ritmo así?. Su estilo tenía palabras sencillas, escenciales, desde el amor, el romance clásico, y una inminente visión hacia un futuro robótico, o al menos un tanto metálico. Coros suaves y envolventes, voces que se pierden con el sonido de la música pasan a ser la misma cosa. Estribillos de lo más pegadizos. Parece que tenían la fórmula para ser lo que fueron.
El retorno, sólo para volverlo a vivir
Llegando a los 90 Italia y el mundo vieron decaer al ítalo-disco, se fue acelerando y transformando en ítalo-house. Una veta parecía no cerrase en Japón, para quien Italia siguió produciendo un “nuevo estilo” que en realidad era el mismo ítalo-disco pero un poco más rápido. Se denominaba “eurobeat”.
Llegando a los 2000 el ítalo-disco volvió, y no en forma de fichas, sino en forma de nostalgia. Algunos artistas ya destacados en ese momento, sacaron a relucir las joyas del estilo retro italiano, y como siempre, volvieron a causar sensación. Actualmente algunos clubes “underground” o incluso “contra-culturales” (o contrahegemónicos) pasan todavía esas inolvidables canciones.
