El río más largo e importante del país en los últimos meses ha sido noticia nacional. La bajante histórica de sus aguas ha sido el motivo. Pero ¿cuál es la importancia de este río en Argentina? El rió Paraná nos da vida, energía, alimento, es objeto de leyendas, aventuras y desgracias, signo de hermandad.
Un poco sobre su hidrografía
La Comisión Mixta del río Paraná describe así al torrente que da nombre “nace entre los estados brasileños de São Paulo, Minas Gerais y Mato Grosso del Sur, de la confluencia del río Grande y el río Paranaíba. Corre hacia el sudoeste, para delimitar el estado de Mato Grosso del Sur con los de São Paulo y Paraná hasta la ciudad de Salto del Guairá, desde donde demarca la frontera entre Brasil y Paraguay hasta la Triple frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil” .
Posee 2.570 km de extensión desde su origen hasta la desembocadura en el Río de la Plata. Además, el Paraná y la cuenca del Plata son el área más poblada e industrializada de América del Sur. Es el décimo cuarto río más largo del mundo, y el segundo de Sudamérica tras el Amazonas. También, debido a la vinculación con el Acuífero Guaraní, forma parte de unos primordiales reservorios de agua dulce del planeta.
El Alto Paraná
El río bordea a Misiones en un área de más de 300 kilómetros de largo. En la parte que corresponde al Alto Paraná, según la Comisión Mixta, “comprende los primeros 1550 km del río, desde su nacimiento hasta la confluencia con el río Paraguay”. Por lo tanto, al atravesar el macizo de Brasilia, es un río de meseta con lechos rocosos y barrancas.
Previo a la construcción de las represas de Itaipú y Yacyretá, poseía un número mayor de saltos y rápidos. Hoy, debido a su aprovechamiento hidroeléctrico, es una fuente energética renovable que se destaca en Paraguay, Argentina y Brasil. El máximo caudal del río se registra de febrero–marzo, el mínimo de agosto a septiembre.
Un río con historia
Así, como Roma tiene el Tiber, Londres el Tamesis y Paris el Sena, la provincia de Misiones y el país tienen al Paraná que ha marcado profundo en su historia. La Comisión Mixta del río Paraná relata que: “en épocas de colonia, ha sido fuente de conflictos entre españoles y portugueses, que se disputaron el control de su cuenca y su acceso desde el Río de la Plata. En el siglo XIX fue escenario de otras disputas por los intereses comerciales de Francia y el Reino Unido, y de las aspiraciones territoriales de Brasil, que ocupó la cuenca superior de los ríos Paraguay y Paraná”.
Su nombre significa “pariente del mar” o “padre del mar” en guaraní. Antes de la existencia de rutas y carreteras el río ha sido utilizado como vía de comunicación y trasporte desde los pueblos originarios. Desde canoas de cedro de los guaraníes, los cruceros de vapor del siglo XIX, ferris a enormes balsas han transitado por su torrente. Hoy cruzan sobre las grandes obras de ingeniería civil, como el Puente Internacional Roque González de Santa Cruz, que conecta a países hermanos.
En Misiones, el Paraná marca el límite natural con Paraguay, ha sido testigo de una historia común. Desde las reducciones jesuíticas, las ocupaciones territoriales, legendarias batallas cerca de su costa, la explotación de los mensúes, hasta dolorosas tragedias que han calado hondo en la identidad e historia reciente. Es por eso que el himno oficial provincial lo menciona implícitamente en sus versos: “Bajan las aguas del gran río elemental, sobre tu flanco, maduró el sol…”.
El sentir cultural del río
El paisaje ribereño ha sido parte de cancioneros, libros y películas que dan cuenta un considerable trasfondo cultural. Muchas crónicas de exploradores españoles a pioneros inmigrantes dejaron testimonio del cruzar de sus aguas. Horacio Quiroga, uno de los grandes maestros de los cuentos latinoamericanos, lo nombra en numerosas cartas y cuentos, casi como un personaje más de su obra.
Ha sido parte de la funesta trama de explotación de los mensúes de la novela “El río oscuro” de Alfredo Varela. También, de su adaptación cinematográfica “Las aguas bajan turbias” de Hugo del Carril, un clásico del cine nacional. Sin embargo, donde cala más hondo la esencia ribereña en el cancionero popular.
Desde el más grande grupo folclórico argentino Los Chalchaleros, al cantautor de rock León Gieco le han cantado a sus bellas y trágicas aguas. Pero, solo el artista misionero Ramón Ayala logró captar su hermosura lírica en una sola estrofa. La canción “Posadeña linda” deja para el recuerdo al Paraná como “río, río, mío, mío/ dame sueños dame/ que quiero soñar…”
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