Las abejas del monte misionero, según Giacomo Bove

Este explorador italiano es un tema recurrente en itMisiones porque su visión sobre la tierra colorada en 1885 no deja de sorprendernos. Es interesante ver a través del prisma de Giacomo Bove cómo se desenvolvía esta provincia en épocas un poco turbulentas, pero que marcaron su historia. En esta oportunidad el explorador hablará por nuestra boca (o nuestros dedos) y expondrá el compendio que hizo sobre las abejas que conoció en el monte y la clasificación que hizo de ellas según el dulzor de su miel y lo doloroso de su picadura.

“Le mielare”

Después de haberse sorprendido con la yerba mate y su método de producción, Giacomo Bove describió exhaustivamente la relación que los Caingué tenían con la miel. Es que era un bien muy preciado (y dulce), así que protagonizaba su dieta. Al respecto el italiano escribió en su libro “Note di un viaggio nelle Missioni ed Alto Paraná” y dijo: “Por un cuenco de miel venderían (refiriéndose a los Caingué) todos los privilegios del mundo. Incluso los yerbateri han aprendido a apreciarlo; y la mezcla de miel de Jattei con mandioca es considerada por ellos como el más exquisito de los manjares“.

¿Y en su experiencia? Bove no tuvo los mismos gustos que los yerbateros, y para él aquello más que un manjar fue “stomachevole”, aseguró que: “yo lo probé, dos o tres veces, pero me pareció nauseabundo, que en seguida no podía ni ver a los demás comiendo. Sin embargo Bossetti, me dice que, superadas las primeras repugnancias, el placer de la miel es un in crescendo continuo. Y uno, que debe hacer una gran caminata en el monte de la América Meridional, necesita vencer rápido estas resistencias. Porque pueden pasar días y días, como les pasa al menos diez veces a los yerbateros del Paraná, y no se depende de nada más que de la miel“. Así Bove se terminó amigando con el producto de las abejas.

Abejas: el dulzor de su miel y lo doloroso de su picadura

“Los mielares abundan de tal forma que es difícil pasar un día sin encontrar tres o cuatro. En nuestra excursión desde Itaembé al Guayrá, se constituyó uno de los más grandes obstáculos a medida que caminábamos. Descubierta la meliera, se depositaron las bolsas para contener, se montaron las hachas; y la marcha no se reanudó hasta que el árbol que que tenía el panal fue cortado y comida hasta la última partícula de miel. Además ponían en unos vasos de tacuara un poco para el próximo almuerzo o cena. Pero esto duraba horas.” Así que cada vez que Bove veía un panal sabía que añadiría algunos cientos de minutos a su excursión.

Y aquí el tema que nos convoca, el explorador italiano comentó que: “los caingué dicen que son 14 las especies de abeja que producen miel, les daré los nombres en guaraní como las conocen los yerbateros:

• Jettei: pequeña, grande como una mosca, amarillenta, produce la mejor miel.
• Apiguaray: pequeñísima, grande como un mosquito, negruzca, produce miel un poco agria.
• Manduri: apenas más grande que una jettei, negra, miel excelente.
• Tumbucheruzù: negra como el café, miel buena y limpísima.
• Eiruzù: miel muy abundante.
• Eitatà: miel buena, pica con mucho dolor.
• Borà: miel buenísima.
• Irati: miel discreta.
• Tapezuguà: miel buena.
• Mandaruciai: miel buena pero muerde.
• Leciguana: es una abeja de pradera, arma colmenas, miel discreta.
• Eiraiguigui: el nombre significa que hace miel bajo la tierra. Es parecida al manduri, miel buena.
• Camati: muerde con mucho dolor, arma sus mielari en el borde de los ríos, entre los arbustos de sarandí.
• Carabuzù: muerde metiéndose entre los cabellos y los corta de raíz. También las Mandaruciai tienen la misma particularidad. Y cada vez que que querían recoger su miel, los hombres se cubrían la cabeza y la barba con pañuelos y telas. Aunque era inútil porque la abeja buscaba la forma de infiltrarse”.

Por hoy terminamos con las laboriosas, la próxima haremos que Giacomo Bove hable de la yerba mate, su proceso de producción, tarefa y secado ¡Atento lector!